martes, 16 de diciembre de 2014

EL RUEDO UN LIENZO



EL RUEDO UN LIENZO:

Con motivo del nuevo proyecto en el que nuestro amigo CHAMÓN ORTEGA anda inmerso, esta vez nos convocó en tierras charras, en la ganadería de su querido amigo Antonio Palla, en principio para retentar unas vacas viejas. Pero Emilio nos sorprendió con esta insolita propuesta, nunca antes realizada, que consiste en plasmar el toreo mediante una fusión del mismo con la pintura, dejando así marcada la huella de la faena realizada a una res brava sobre un lienzo. Parece inverosímil pensar en ello sin caer en el asombro o la incredulidad, pero el arte es universal, no entiende de fronteras ficticias y encorsetadas, consiguiendo hacer evidente que el toreo puede estar a la altura de las más bellas de las artes. Demostrando que el toreo es arte tanto como el arte es cultura.

La pintura
Chamón preparandose bajo la atenta mirada de Antonio Palla
María, preparando la cámara
Fijando el lienzo al ruedo

Para semejante acontecimiento, Antonio Palla, encerró una preciosa vaca castaña, de inmejorables hechuras, que fue la colaboradora ideal para dicha obra. Tuvo ritmo, calidad, nobleza, bravura y duración, todo lo necesario para que el fin conseguido en el lienzo alcanzara una mayor dimensión. Mucho poder demostró el animal que, en su salida fue parada con estéticos y ligados lances por Chamón, que tuvieron por finalidad acercar al animal hacia el lienzo, para tener una primera toma de contacto y ver las reacciones del animal; esta se paró y olfateó, para luego olvidarse de donde estaba pisando y no dejar de embestir. Si bueno fue el resultado, no menos bueno fue el proceso, tandas muy ligadas, de mano baja, temple y calidad, dando todas las ventajas a la vaca. Así se terminó de redondear una obra en su conjunto, el taurino y el pictórico, de gran belleza. Acompañado en esta ocasión por el matador de toros ecuatoriano Mariano Cruz Ordoñez y el novillero mejicano Carlos Rodríguez, que también lograron bellos momentos toreando una vez terminada la obra.


Chamón Ortega nos cuenta lo que busca con esta obra, perpetuar lo efímero del toreo a través de la pintura, dejando plasmada cada faena en el lienzo como testigo fiel de la misma. Desde temprana edad Chamón, tras muchas corridas vistas en la andanada de Madrid, empieza a tomar interés por la visión vertical del toreo. Desde ese instante tomó mayor conciencia de la verdadera comunión que se forman entre toro y torero en una faena, siendo el torero eje de dicha acción para dominar la embestida y a través de su sentimiento y de su modo de expresarlo crear arte que perdure a través del tiempo en la memoria de los aficionados.



“El predominio de la curva y la rapidez son valores vivos de todo arte, el de la lentitud y la línea recta son valores muertos invertidos. La línea curva compromete al dibujante, obligándole a ser expresivo; es decir, a pensar, a ser dibujante, a tener estilo. Y es o no es: no hay trampa posible. El mal dibujante, por el contrario (mal torero, pensador, artista….), se defiende con líneas rectas tangenciales: se sale por ellas engañosamente; no se atreve a comprometerse, y hace trampas morales, trampas con rectitud”. Así habla José Bergamín del toreo, no siendo el único en interesarse por la geometría de él resultante a lo largo de su historia, ya que también han hecho alusión a él en varias ocasiones periodistas de la categoría de Gregorio Corrochano y Pepe Alameda, entre otros. Gracias a la pintura se logra concretar dicha geometría sobre el lienzo utilizando la muleta como pincel, resultando de esta unión entre la embestida y la proposición del torero, trazos con vida propia que permanecerán en el lienzo venciendo a lo efímero .
Es increíble como Chamón nos abre las puertas a dimensiones desconocidas a las que no se nos habría ocurrido llegar, pero más curioso es ver como esas nuevas propuestas son capaces de realzar más la dimensión de la lidia cuando un toro y un torero se unen en el ruedo.





Y este es el resultado final. Toreo y pintura hermandos por el arte.

Terminamos agradeciendo a la familia Palla permitirnos desarrollar este nuevo proyecto de nuestro amigo Chamón. Que seguro no será el último ya que tiene varias propuestas encima de la mesa para estudiar.

Como dijo el pintor Jackson Pollock  “merece la pena arriesgarse a echar a perder un cuadro para expresar algo de forma diferente”.

Por: Raúl Castro